"La razón no sirve para la existencia", extracto de la entrevista a Ernesto Sábato, concedida a María Esther Gilio

Yo me levanto a las 5. Me hago un té y me meto al estudio a pintar."
A pintar cosas muy tristes. ¿Alguna vez pensó por qué sus cosas son tan tristes? A menudo las que escribe, las que pinta siempre. Los personajes de sus telas lanzan gritos de dolor y terror en medio de paisajes desolados. "Pero... pero... pero... ¿de qué serviría la novela, la pintura, si no lograra encontrar el sentido profundo de la existencia del hombre? ¿De qué? ¿Conoce usted a alguno de los grandes que se proponga, simplemente, alcanzar la belleza? Claro que en la obra del artista hay belleza, pero detrás de ella está el dolor. Es una belleza golpeada, desgarrada por el dolor." Santiago Kovadloff dice que el acento, en sus novelas, recae sobre la existencia humana entendida, ante todo, como un dilema moral y metafísico.

. . . La casa de Sábato, amplia y con una dignidad donde se rastrean viejas vidas más esplendorosas, está al fondo de un jardín sombreado por cipreses, gomeros y enredaderas. Una manta espesa de hojas secas cubre el suelo. A la izquierda un camino de baldosas blancas y negras conduce a la puerta de entrada. Por ese camino avanzo, y levantando la mano saludo a Sábato que, de pie, tras una ventana, me mira llegar. Aunque no sé si me ve.

Remando

Agoto quien soy
agoto todo como frente a una balsa que parte,
esta distancia me estremece
pero me anuncia
me reparte
me distribuye en las mil piezas
que debo tener para rearmarme.
un silbido de clase media me espera
y la espera se hace una mitigante ruina,
me acerco a la vida y creo que ella se me va.
le huye al despojo de pieles que presento

esta flor que llevo en el jardín de mi pecho
supone que la primavera es eterna
y la sorprendo en lluvias y en tempestades
...quemando su ilusa permanencia en el tiempo
caminando hacia lo justo, hacia la vida mediata...
su rebeldía me recuerda la hora,
me recuerda las obligaciones y retorno.
nunca partí, nunca me fui,
estoy fuera y estoy dentro,
en ti y en mi.

Rutas

Uno le ve la cara a su soledad y le busca el guantazo en las calles o en algo y no se puede... es una especie de absurda terquedad y finalmente se comprende esos reveses es decir observo el remolino que hemos engendrado desde hace mucho a veces nos envuelve a veces nos suelta pero lo sigue enredando todo.

Conjuro

No quiero verme en ti,
me basta saber que estás ausente,
que el viento me dibuja tu silueta
y que yo puedo extinguirte en un suspiro.

Aquellas campanas. . .
se desatan en rencores añejos,
lo sabemos, las muertes son siempre
su primera cábala.

. . . Y tú estás allí
junto al revoltoso horizonte.
sorteando pasos por sonrisas
por efímeros toques de vida.

Las tardes no son realmente tan serenas
y la calle me grita tu nombre
desde las grietas afiebradas,
al tiempo, yo pacto con la locura,
la forma de hacer bandadas en mis dedos.

Este sol de medianoche
se resiste a estar fuera del tiempo
reclamándome cordura.

Concluyo…fatigándome con este látigo en la espalda
. . . no sé qué tan cierto sea
que tú y yo somos uno mismo.